
Los ejecutivos lo usan como una oficina móvil, los niños y adolescentes como un artefacto de entretenimiento y los amantes de la tecnología tratan de explotar sus funciones al máximo. Pero en Venezuela, más que de un aparato se trata de prestigio y de estatus
Por Grecia Toukoumidis
Insertarse en la sociedad: un reto que se vuelve más firme con el desarrollo de las tecnologías. La moda, el reconocimiento social o una necesidad insaciable de comunicación han dado paso a que, dispositivos tan versátiles como el Blackberry, penetren en los hogares venezolanos sin discriminar clase social o edad.
En Venezuela se venden alrededor de 300 mil Blackberries trimestralmente –cifra extraoficial, pues RIM, empresa que distribuye estos aparatos en el país, no provee datos de este tipo-. Lo que sí es seguro, según Telefónica Movistar, es que Venezuela compra el 70% de los dispositivos que se venden en Latinoamérica, tomando en cuenta que la población de países como Brasil o México es, aproximadamente, 5 veces mayor. Entonces, ¿qué es lo que motiva al venezolano a comprar un Blackberry?
Blackberry como símbolo de estatus

El semiólogo Humberto Valdivieso asegura que existen diferentes tipos de estatus a los que se puede asociar este teléfono. “Como símbolo social representa que se tiene el dinero para adquirir un aparato tan costoso y, esto, incluye en determinado sector a quien lo tiene. Pero, como símbolo tecnológico puede significar que se está en lo ‘último’ de la tecnología o que se es inteligente”. El experto agrega que existe, también, un componente de “estatus juvenil”, asociado a las personas mayores que quieren demostrar que son capaces de manejar dispositivos de este tipo.
Según Valdivieso, en Venezuela existen, básicamente, tres símbolos de estatus que se pueden observar día a día: el carro, el celular y los perros. El semiólogo destaca los automóviles como uno de los fundamentales. Además, explica que la ropa podría entrar en esta categoría, pero que al venezolano común, por cuestión de cultura, le gusta vestirse y verse bien. Los perros se han convertido en clara señal de estatus, porque definen y transmiten la personalidad de la gente. “Quienes tiene un Pitbull, por ejemplo, pueden creer que la sociedad los definirá como más agresivos o, en cierto modo, reconocerán su poder adquisitivo”, agregó.
La psicóloga social, Mercedes Pulido, considera al Blackberry como un símbolo de estatus y de prestigio social. La modernización, la comunicación y la versatilidad como principales atributos, logran que la sociedad vea, muchas veces, la respuesta a sus necesidades en este aparato. Asimismo, la incertidumbre que se siente en cuanto al control de la información y la moda tecnológica, se convierten en componentes fundamentales que, según Pulido, permiten afirmar que el celular es un elemento funcional para los sectores populares.
El psicólogo social, Ángel Oropeza, atribuye a la publicidad del Blackberry gran parte de la responsabilidad de que este dispositivo, se asocie con estatus en un país como Venezuela. “Se dejan de lado los atributos obvios del teléfono en términos de comunicación y se destacan características que lo convierten en algo más que un celular. Además, su precio lo asocia directamente con estatus”. El psicólogo hace una analogía con lo que significaron los zapatos deportivos en Venezuela hace algunos años: “Ayer se mataba a la gente por zapatos; hoy se mata por Blackberries”.

En una entrevista publicada por el diario El Mundo Economía y Negocios a Carlos Jiménez, socio y director de Tendencias Digitales, se afirma que en Venezuela “El porcentaje del presupuesto familiar que se destina a gasto de telecomunicaciones supera el 12%”. Esto se traduce en que en los hogares venezolanos se le da más importancia a las inversiones en telecomunicaciones que al transporte, educación o vestido. Pero, ¿qué consecuencias puede traer esto a la familia como núcleo de la sociedad?
A pesar de ser un aparato diseñado para el mundo corporativo –uso que se le da en la mayoría de los países en los que se venden Blackberries- en Venezuela ocurre un fenómeno que, según el sociólogo Héctor Hurtado, ha convertido a los teléfonos celulares inteligentes en una obsesión.
El informe de la Fundación Telefónica “Generaciones Interactivas en Iberoamérica”, realizado tras la consulta a 25.467 escolares de países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Venezuela, entre octubre de 2007 y junio de 2008, determinó que los dos últimos países presentan los mayores índices de posesión precoz de teléfonos celulares. El 67% de los adolescentes venezolanos declaró haber tenido su primer celular entre los 9 y los 12 años de edad.
Estos antecedentes sirven como base para explicar por qué el venezolano ha convertido la tenencia y uso de los Blackberries en una necesidad. Pero, ¿es un mal interno o la región latinoamericana también comulga con esto? La empresa especializada en investigaciones en línea, Tendencias Digitales, en su reporte Internet Móvil 2009, afirma que el 92% de los latinos tiene un teléfono celular, lo que significa que este sector se posiciona como un medio de comunicación de altísima penetración.
En Venezuela se venden alrededor de 300 mil Blackberries trimestralmente –cifra extraoficial, pues RIM, empresa que distribuye estos aparatos en el país, no provee datos de este tipo-. Lo que sí es seguro, según Telefónica Movistar, es que Venezuela compra el 70% de los dispositivos que se venden en Latinoamérica, tomando en cuenta que la población de países como Brasil o México es, aproximadamente, 5 veces mayor. Entonces, ¿qué es lo que motiva al venezolano a comprar un Blackberry?
“Aquí la gente está pendiente de lo que tienes o no tienes. Todos mis amigos y hasta mi papá tienen un Blackberry. Lo compré con mi sueldo y lo hice porque está de moda, aunque sé que la gente que tiene negocios, es la que utiliza todas las funciones de este celular”, afirma José Alberto Solórzano, de 24 años de edad, residente del Bloque 45 de la Parroquia 23 de enero, en la ciudad de Caracas y empleado del Ministerio del Poder Popular para la Economía y Finanzas. Su sueldo es de aproximadamente 2.000 bolívares fuertes al mes y tomó la decisión de adquirir un equipo celular de segunda mano, marca Blackberry, por un precio de 1.500 bolívares fuertes.
Blackberry como símbolo de estatus

El semiólogo Humberto Valdivieso asegura que existen diferentes tipos de estatus a los que se puede asociar este teléfono. “Como símbolo social representa que se tiene el dinero para adquirir un aparato tan costoso y, esto, incluye en determinado sector a quien lo tiene. Pero, como símbolo tecnológico puede significar que se está en lo ‘último’ de la tecnología o que se es inteligente”. El experto agrega que existe, también, un componente de “estatus juvenil”, asociado a las personas mayores que quieren demostrar que son capaces de manejar dispositivos de este tipo.
Según Valdivieso, en Venezuela existen, básicamente, tres símbolos de estatus que se pueden observar día a día: el carro, el celular y los perros. El semiólogo destaca los automóviles como uno de los fundamentales. Además, explica que la ropa podría entrar en esta categoría, pero que al venezolano común, por cuestión de cultura, le gusta vestirse y verse bien. Los perros se han convertido en clara señal de estatus, porque definen y transmiten la personalidad de la gente. “Quienes tiene un Pitbull, por ejemplo, pueden creer que la sociedad los definirá como más agresivos o, en cierto modo, reconocerán su poder adquisitivo”, agregó.
La psicóloga social, Mercedes Pulido, considera al Blackberry como un símbolo de estatus y de prestigio social. La modernización, la comunicación y la versatilidad como principales atributos, logran que la sociedad vea, muchas veces, la respuesta a sus necesidades en este aparato. Asimismo, la incertidumbre que se siente en cuanto al control de la información y la moda tecnológica, se convierten en componentes fundamentales que, según Pulido, permiten afirmar que el celular es un elemento funcional para los sectores populares.
La posibilidad económica de adquirir un Blackberry es una de las principales barreras que existe a la hora de incursionar en este mundo tecnológico. El sociólogo Héctor Hurtado, explica que este aparato sí podría acentuar las diferencias sociales. “En términos de acceso al Blackberry, no todos pueden gastar tanto dinero en un celular. Pero, en vista de que su posesión otorga tanto prestigio, hay gente que hace lo imposible por adquirirlo”. Según el sociólogo, la influencia de los medios de comunicación es determinante: “Venden modelos de sociedades y el uso de la tecnología se promociona constantemente”.
El psicólogo social, Ángel Oropeza, atribuye a la publicidad del Blackberry gran parte de la responsabilidad de que este dispositivo, se asocie con estatus en un país como Venezuela. “Se dejan de lado los atributos obvios del teléfono en términos de comunicación y se destacan características que lo convierten en algo más que un celular. Además, su precio lo asocia directamente con estatus”. El psicólogo hace una analogía con lo que significaron los zapatos deportivos en Venezuela hace algunos años: “Ayer se mataba a la gente por zapatos; hoy se mata por Blackberries”.
¿Estatus o convivencia familiar?

En una entrevista publicada por el diario El Mundo Economía y Negocios a Carlos Jiménez, socio y director de Tendencias Digitales, se afirma que en Venezuela “El porcentaje del presupuesto familiar que se destina a gasto de telecomunicaciones supera el 12%”. Esto se traduce en que en los hogares venezolanos se le da más importancia a las inversiones en telecomunicaciones que al transporte, educación o vestido. Pero, ¿qué consecuencias puede traer esto a la familia como núcleo de la sociedad?
El terapeuta familiar y director de Cecodap, organización orientada a defender los derechos de los niños y adolescentes, Oscar Misle, afirma que en familias en las que los miembros tienen un Blackberry las relaciones interpersonales se pueden ver afectadas. “Se sustituyen otras formas de vincularse; además, los intereses cambian y el celular pasa a ser un intermediario entre seres que están muy cerca diariamente. Se sustituye el cara a cara”.
Sin embargo, el informe publicado por la Fundación Telefónica en el año 2008, revela que Venezuela es el país en el que los niños más utilizan el celular para comunicarse con sus padres.
Según estadísticas publicadas por la revista Publicidad y Mercadeo, el manejo que se le da al Blackberry es mayor en Caracas que en el resto del país, con una diferencia de aproximadamente 10% en el uso de las principales funciones del aparato, como el chat o los mensajes de voz. Independientemente de para qué se utilice el dispositivo, según los expertos, se trata de un tema de moda y de aspiraciones que los venezolanos no quieren dejar pasar. Además, la importancia que se le ha dado como extensión de las posibilidades sociales y tecnológicas ha creado un apego y una dependencia al aparato, que los especialistas consideran una obsesión.
Súper documentado. Muy bien Grecia =)
ResponderEliminarYo no tengo carro, ni Blackberry, ni perros. El que no te gusten los caninos es símbolo de no querer salir de abajo??
ResponderEliminarja ja.
Fino, Grecia! Y tú, ¿eres adicta?
¡¡Me gustó!! Mujer usaste como mil fuenteeess!!! Qué éxito jejeje... le voy hacer publicidad a tu reportaje ok?...
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